Cómo duermen las ardillas en invierno
Existen diferentes tipos de ardillas con costumbres muy diversas durante el invierno
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Desde muy pequeños, hemos aprendido que algunas especies animales se adaptan especialmente al clima reinante, alterando su comportamiento durante los meses de invierno para soportar las bajas temperaturas. Tomando uno de los mejores ejemplos de esta conducta, veamos cómo duermen las ardillas en invierno.
Más allá de diferencias que puedan existir entre subespecies de este animal, aprenderemos que necesitan protegerse del clima gélido y los fuertes vientos de esa época, y que lo hacen desarrollando sus propios refugios.
¿Cómo duermen las ardillas en invierno?
Tres son las grandes familias en las que se dividen los distintos tipos de ardillas: la ardilla terrestre, la ardilla de árbol y la ardilla voladora y aunque tengan un aspecto bastante similar y de hecho, pertenecen todas a la especie de los roedores, lo cierto es que se ubican en distintas zonas del planeta y quizás por ello difieren en algunas costumbres, especialmente a la hora de dormir.
¿Dónde y cómo duerme cada tipo de ardilla?
A partir de lo que acabamos de explicaros tenemos que decir que las ardillas grises, rojas y las del tipo zorro duermen en nidos que construyen empleando ramas y palos, que rellenan con musgo, tiras de cortezas de árbol, hierba y hojas. En invierno y cuando hace mucho frío se meten dentro de su nido y además suelen dormir enroscadas con la cabeza metida dentro de la cola.
¿Y la ardilla terrestre?
En cambio la ardilla terrestre se diferencia de las ardillas de árbol ya que para vivir y para dormir suele cavar agujeros para crear madrigueras en el suelo. Este tipo de ardilla hiberna largos períodos y lo consigue porque la temperatura de su cuerpo decae y su ritmo cardíaco y su respiración se enlentece. Estas ardillas en invierno permanecen en su madriguera de cinco a seis meses, aunque no se puede decir que realmente hibernen dado que en realidad, cae en una especie de letargo parcial. Esto ocurre durante el invierno, cuando el roedor se duerme y se despierta, interrumpiendo a menudo el sueño cuando las temperaturas son más altas.
Como regla general a todas ellas, las ardillas crean guaridas para resguardarse en estos meses, y los espacios tienen algunas características en común, como techos elevados y revestimientos naturales para el aislamiento.
Vale hacer la aclaración de que no es nada extraño ver a las ardillas en nidos en la temporada primavera/verano. Sin embargo, cuando llega el otoño abandonan esos nidos y construyen unas guaridas mucho más cerradas.
Al trabajar en grupo, las ardillas buscan primero el terreno perfecto para ocupar huecos en los árboles o cuevas. Normalmente van a los refugios abandonados por animales más grandes, como zorros, y los acondicionan para adecuarlos a sus necesidades. Son tan hábiles que sus obras pueden mantenerse en pie por muchos años.
Costumbres según subespecies
Las ardillas grises, rojas y las del tipo zorro optan por sitios por encima del suelo, con cortezas, hierbas y hojas. Duermen enroscadas sobre sí mismas, con la cabeza dentro de la cola para regular la temperatura corporal.
Como su nombre indica, la ardilla terrestre cava agujeros en el suelo para dormir en una cómoda madriguera. Puede permanecer allí durante largos períodos, en un proceso que se asemeja en cierto modo a la hibernación. Realmente no hibernan, pero su plazo de inactividad es un poco más largo que los de sus primas/hermanas. Paradójicamente, las ardillas terrestres de zonas cálidas hacen lo mismo pero en la temporada estival.